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"Venturi publicó un libro llamado Complexity and Contradiction in Architecture que formaba parte de una colección del Museum of Modern Art sobre ‘el fundamento teórico de la arquitectura moderna'. EI ensayo de Venturi parecía, a primera vista, una tajante apostasía. Tomó el célebre lema de Mies, ‘Cuanto menos, mejor', y le dio la vuelta: ‘Cuanto menos, peor', decía. [...] En A Significance for A & P Parking Lots, or Learning from Las Vegas, y en ‘Learning from Levittown',él y sus colaboradores, Denise Scott-Brown y Steve Izenour, contaban dónde podía encontrarse esa ‘vitalidad desordenada' que hacía falta. Los indicios procedían de la arquitectura ‘vernácula' de la Norteamérica de la segunda mitad del siglo XX. ‘La Calle Mayor es casi perfecta', decía una de sus sentencias. Tal ocurrió en las urbanizaciones (Levittown) y en las zonas comerciales (Las Vegas)."
"Ni por un momento discutió Venturi los presupuestos subyacentes en la arquitectura moderna: a saber, que tenía que ser para el pueblo; que debía ser antiburguesa y no tener decoración aplicada; que había una necesidad histórica en cuanto a las formas que se utilizasen: y que el arquitecto, desde su lugar privilegiado en el seno de la camarilla, juzgaría lo que era mejor para el pueblo y lo que éste, de manera inevitable, tendría."
"En la cosmología de Venturi, el pueblo ya no podía imaginarse en el sentido de proletariado industrial, de obreros que alzaban el puño con las arterias braquiales hinchadas y el cuello más ancho que la cabeza, de aquellas masas del marxismo, oprimidas y suburbiales. El pueblo era ahora la ‘clase media-media', como Venturi decía. Vivía en urbanizaciones de las afueras, como Levittown, compraba en los hipermercados así como en el centro comercial de la urbe, e iba a Las Vegas de vacaciones tal como se solía ir a Coney Island. La gente media-media no era la burguesía. Era la masa ‘desparramada', opuesta a la hacinada. Actuar como un snob con ella era ser elitista. [...]"
WOLFE, Tom. ¿Quién teme al Bauhaus feroz?: el arquitecto como mandarín. 2. ed. Barcelona: Anagrama, 1983, grifos do autor.